25 oct 2011

Historias de piratas

En estos tiempos de crisis, con la amenaza del paro y la subida de precios, ¿será un buen recurso la carne del tiburón financiero? En Oriente aseguran que sí, al menos en su versión natural, y también lo confirman en muchas islas de las Antillas, donde vivieron otros piratas, corsarios y bucaneros. Pero ahora los piratas modernos ya no se consideran unos proscritos, como lo fueron sus antepasados, ni se alimentan sólo de barbacoas. Por eso, en muchas ciudades del mundo se empiezan a ver carteles en los que se dice: Es un gran placer ser un pirata.

Es un placer ser un pirata

Un placer distinto, pero igual de válido, es el que nos proporciona la Biblioteca Pública de Guadalajara, con su publicación Buscadores de tesoros. Se trata de una interesante guía de lecturas sobre piratas, para que tengamos en cuenta que “no es del Caribe todo el que piratea”. Además de una buena relación de libros y de materiales audiovisuales para sumergirnos en ese mundo, encontramos información sobre los piratas y el cine. En este sentido, podemos aprovechar esta circunstancia y recordar el papel de Peter Pan en la realidad moderna de los piratas.

Por fortuna, dos profesoras, Ángels Pons Sans y Dolors Pons Borrás, han tenido la idea de elaborar todo un plan de actuación llamado Projecte Pirates. Aunque está en catalán y se dirige al tercer ciclo de primaria, puede servirle a cualquiera que lo necesite para una primera (pero muy completa) aproximación didáctica al mundo de la piratería. Como las piratas parece que están de moda en este tiempo, otra compañera, Carmen Ramos, desde la Caja de las palabras mágicas, hizo otra interesante propuesta sobre este asunto. Se titula Piratas, muchos piratas, y se encamina de manera especial hacia la animación a la lectura: mapas del tesoro, reglas de la piratería, libros de piratas, cuentos y juegos.

Como en la sugerencia anterior, en Pasatiempos Piratas también hallamos diversos juegos y actividades: recuperar el tesoro de un barco hundido en el fondo del mar, colorear escenas marineras y resolver mapas de tesoros escondidos. En Primera Escuela, si nos interesan los dibujos para colorear, nos ofrecen una buena colección: banderas, tipos de piratas, barcos, telescopios o tesoros. Y en Dibujos.net, en su sección de Cuentos y Leyendas, podemos pintar e imprimir diferentes imágenes relacionadas, por supuesto, con los piratas y su ambiente.

En inglés, en un sitio llamado Teaching Themes, descubrimos un auténtico tesoro. En una de sus secciones, Pirates, se encuentra una gran lista de ideas para llevar a los piratas a nuestras aulas. No pretenden hacer un ataque al viejo estilo, despiadado, sin prisioneros, sino que buscan compartir recursos: para la alfabetización o la poesía, para resolver las coordenadas de un mapa o manejar la brújula, para imaginar historias. Dispone de muchos archivos en formato PDF, e incluso fotos y vídeos, alguno de ellos en español. Hay mapas de lugares míticos en la historia de la piratería, como Port Royal (Jamaica) y La Habana (Cuba), y de otros sitos vinculados a este mundo. Y, para terminar, tenemos una relación de enlaces para analizar (Pirates?), juegos y otras aplicaciones.

Pirates

Por último, un poco de música para terminar este post. Es una canción que grabaron Toni A. Martínez y Gina Tost en una playa de Valencia, y que se titula Cuando fuimos piratas. Siempre nos dijeron que la música amansa a las fieras. ¿Será también así con los tiburones financieros? Me temo que no…

11 oct 2011

Algúns contos ao redor das TIC

Un ordenador con conexión a Internet para cada 2 ou 3 alumnos representaría un compromiso financeiro que deixaría ás escolas sen fondos durante unha década, máis ou menos. Son datos americanos, non de aquí, e por iso talvez non sexan idénticos. Pero a este tipo de informacións non se lles dá importancia, e creo que a teñen.

Unha inversión así obrigaría a abandonar melloras educativas que se necesitan desesperadamente. Hai moitos edificios escolares que precisan reformas con urxencia, determinado mobiliario parece en ruínas en numerosos lugares, os patios de recreo e de xogo tamén queren as súas reparacións, e os tellados os seus coidados, por suposto. E sen esas infraestruturas que son básicas, todo o demais non é relevante.

Actualmente, a pesar diso, a consigna de moda é darlles a todos os alumnos un ordenador con acceso a Internet. Para os políticos, Internet en cada aula converteuse no equivalente moderno de “un prato de comida en cada mesa”. As editoriais e os vendedores de tecnoloxía informática ofrecen programas especiais e libros dixitais para promover a compra masiva dos materiais didácticos que producen. Semella que os ordenadores e a conexión a Internet son para moita xente uns aparatos máxicos que resolverán os problemas das escolas. E aínda máis. Parece que os ordenadores nas aulas son percibidos como unha tecnoloxía comparable ao lume: só con sentarse ao seu carón, os alumnos sairán beneficiados. Como se o coñecemento e as destrezas intelectuais fosen irradiadas desde os monitores ata as súas mentes.

Así e todo, Chris Dede di que os ordenadores escolares que se adquiren como se foran a panacea terminan, moitas veces, servindo para soster a porta da aula. Ou gardados nas súas caixas de cartón, sen usarse durante moito tempo, como sabemos outros…

Aprendiendo con tecnología, de Chris Dede

6 oct 2011

El valor de aprender

En dos posts que publiqué hace algún tiempo (Thanks, gracias; Cuentos, leyendas y mitos en la escuela actual) apareció el nombre de Nasrudín Hodja. Es un personaje muy conocido en la literatura oral y popular de muchos lugares de Oriente, especialmente en Turquía. Incluso, en la época soviética, su nombre fue utilizado en decenas de chistes para criticar a ese régimen en las tierras de Asia Central. En la siguiente historia, Nasrudín es el principal protagonista, aunque hay una versión hindú que no cuenta con este personaje.

En un momento de su vida, Nasrudín consiguió un trabajo de barquero en un río que había cerca de su pueblo. Con el dinero que obtenía transportando gente de una orilla a otra, alimentaba a su familia, aunque con muchas dificultades. Un día, un hombre bien vestido y con un brillante portafolios subió a su barca. Parecía una persona muy instruida, tal vez un profesor. Después de un rato, le dijo a Nasrudín:

-Buen hombre, ¿conoce usted la gramática?
-No, en absoluto -respondió el barquero.
-¿Ha estudiado usted historia?
-No, señor -dijo Nasrudín.
-¡Qué! -exclamó el profesor-. ¿Que no ha estudiado historia? Pero, pero, ¿cómo puede ser eso?

El barquero sacudió la cabeza.

-No sé nada de historia, señor. No sé leer, señor. No fui nunca a la escuela, y por eso no pude aprender historia y gramática.
-¿No pudo aprender? -dijo el profesor-. No hay excusa para aprender... Al menos, sabrá algo de geografía, ¿no?
-No, señor -dijo Nasrudín-. No sé nada de geografía.
-Dígame una cosa más, ¿ha estudiado usted alguna ciencia? -preguntó aquel hombre.
-¿Ciencia? Ninguna ciencia, señor...
-Bueno, permítame usted que le diga que ha perdido la mitad de su vida -replicó con menosprecio el profesor.

Nasrudín se entristeció mucho. Nunca antes le habían hablado de esa manera. De repente, unas nubes oscuras cruzaron el cielo, y la barca comenzó a cabecear con las olas, mientras los truenos empezaban a rugir.

-Nos va a pillar una gran tormenta -dijo el barquero-. ¿Sabe usted nadar?
-¡Oh, cielos! -lloriqueó asustado el hombre-. No sé nadar. ¡Nunca llegué a aprender!
-¡Bueno, permítame decirle que está usted a punto de perder toda la vida! -respondió Nasrudín, mientras la barca era sacudida salvajemente por una ola.

En las aguas turbias, el viejo barquero Nasrudín perdió de vista a su pasajero, y nadó como pudo hasta una orilla. Desde allí observó al profesor que, aferrado a su portafolios, se hundía y desaparecía bajo las oscuras aguas de aquel río.

4 oct 2011

La fuerza de la imaginación

En la tradición sufí existe un cuento que se utilizaba para ilustrar la fuerza de la imaginación y la opinión colectiva. Se trata de una historia que relata un truco que unos niños, en una escuela, aplicaron su maestro.

Así, esos niños deseaban tener un día de vacaciones y el más astuto de todos ellos tuvo una idea. Sugirió que cuando el maestro llegase a la escuela cada niño debía compadecerse de él por su supuesta apariencia de enfermo.

De acuerdo con este plan, cuando el maestro entró, uno dijo:

-¡Oh, maestro, qué pálido está!

Y otro dijo que parecía estar muy enfermo aquel día. Y otros, cumpliendo su propósito, comentaron más cosas de su apariencia. El maestro primero respondió que nada raro le sucedía. Pero como un niño detrás de otro continuaron asegurándole que parecía estar muy enfermo, se imaginó finalmente que había enfermado.

Entonces, regresó a su casa y quiso que los niños lo acompañaran. Allí le contó a su mujer que no se encontraba demasiado bien, y que por eso estaba tan pálido. Su mujer le aseguró que no era cierto y se ofreció a convencerlo trayendo un espejo; pero él no quiso mirarlo y se metió en la cama.

Luego les ordenó a los niños que comenzaran con sus lecciones, pero ellos le dijeron que el ruido le produciría dolor de cabeza; él les creyó y los mandó a sus casas. Y cuentan que el enojo de sus madres fue muy comentado…

Shams_ud-Din_Tabriz_1502-1504_BNF_Paris

2 oct 2011

¿A quién creer?

La confianza siempre ha sido un tema complejo. En este cuento oriental, de la tradición árabe, podemos comprobarlo. Dice así:

¿Me puedes prestar tu asno para esta tarde?, le preguntó un campesino a un mulá.

“Querido amigo –contestó el mulá-, sabes que siempre podré ayudarte, si lo necesitas. Pero sintiéndolo mucho he de decirte que mi asno ya lo he prestado”.

Emocionado por la sinceridad del mulá, el campesino agradeció sus bondadosas palabras. Entonces, mientras continuaba expresando su agradecimiento, sonó desde el establo un estruendoso rebuzno.

El campesino, desconcertado, miró sorprendido y preguntó desconfiado:

-¿Qué estoy oyendo? Tu asno está aquí, acabo de oír el rebuzno…

El mula enrojeció de rabia y gritó:

-¡Desagradecido! Te he dicho que el burro no está aquí, ¿a quién vas a creer, al mulá o al bruto rebuzno de un asno?

El asno del mulá

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